Las fiestas navideñas son fechas en las que se dispara el consumo de jamón en nuestro país. Los establecimientos lo saben y aumentan su abanico de oferta de jamones, siendo a veces la variedad tan abrumadora que al consumidor no sabe cómo elegir un buen jamón ibérico.

Además del precio, existen diferentes puntos a tener en cuenta a la hora de elegir un buen jamón que encaje con lo que se busca. Podremos encontrar jamones serranos, cuya curación mínima será de 7 meses o jamones ibéricos, que superan siempre los 20 meses de curación.

El tamaño del jamón es determinante, ya que podemos elegir entre paleta y jamón. Las paletillas son las patas delanteras del cerdo y tienen menos cantidad de carne que los jamones, que son las patas traseras. Pero además del tamaño en sí, debemos pensar si precisamos más o menos cantidad de jamón, o si el consumo va a ser inmediato o más a largo plazo.

En el etiquetado veremos claramente de qué tipo de jamón se trata y si la pieza es de ibérico su precinto nos aportará más información. Si es de color blanco, nos dirá que es un jamón ibérico alimentado con pienso y criado en una ganadería intensiva o granja. En cambio, si el precinto es verde, indicará que el cerdo se crió y alimentó en pastos, y su dieta se reforzó mediante piensos.

Con color rojo se marcan los cerdos que criados al aire libre y alimentados de bellotas y pastos naturales, no son 100% de raza ibérica, sino que provienen de una mezcla con Duroc. Por último, los que posean el precinto de color negro son cerdos 100% ibéricos y cuya alimentación proviene exclusivamente de lo que pasten en las dehesas.

Una vez comprendido el etiquetado del jamón, es importante fijarse en el aspecto que presenta la pieza. El jamón ibérico tiene una caña fina y estilizada y una pezuña que denota cierto desgaste, dato que nos indicará que el animal pasó mucha parte de su vida caminando por las dehesas, tal y como se espera de los cerdos ibéricos.

Muchos establecimientos permiten coger, oler y tocar los jamones antes de comprarlos. En muchas tiendas tienen un espacio de corte en el que el cliente puede comprar el jamón que quiera recién cortado a mano. Si es el caso, estaremos de suerte, porque es la mejor forma de apreciar cómo está el jamón por fuera y por dentro.

Es importante fijarse en si la pieza es uniforme, o si presenta agujeros sospechosos. La pieza deberá estar bien curada, sin olores ni colores extraños que nos hagan pensar que la curación ha sido incorrecta.

También es el momento ideal para fijarnos en cómo es el jamón por dentro: si tiene la deliciosa grasa infiltrada que forma el típico veteado del jamón ibérico, si el color de la carne es rojo brillante y uniforme… Es una gran pista para saber cómo puede estar el jamón elegido.

Si podemos coger el jamón que queremos adquirir y al presionar el jamón se hunde el dedo y notamos la grasa mantecosa y casi líquida, pero la carne firme, estaremos casi con total certeza ante una pieza ibérica.

Y aunque cada jamón es un mundo, la posibilidad de probar una pieza de la misma remesa sería ideal para saber si es el sabor que estamos buscando.

Esperamos haberos ayudado a elegir un buen jamón ibérico.